Yo no elegí el arte.
El arte me eligió a mí.

 

Soy artista. Amo pintar. Es mi pasión, mi motor. Es algo más grande que yo que se apodera de mí. Cuando pinto, desaparezco. 

 
 
 
 

Durante años, estudié y me preparé para llevar un camino intelectual. Estudié Derecho e idiomas. Fui completando mi formación y desarrollando una profesión. Y así fueron pasando los años con una sensación de vacío cada vez más grande. 

El arte siempre estuvo presente en mi vida. Desde niña, había una parte creativa en mí que crecía cada vez más. Una parte que era entendida y valorada en mi entorno como una afición, pero yo sabía que era mucho más que eso. No comprendía nada de lo que estaba pasando. Inicié una búsqueda interior que me permitió descubrir quién era y qué había venido hacer aquí. Me ayudó a liberarme de todo aquello que los demás habían elegido pensando que era lo que más me convenía, pero que nada tenía que ver con mi esencia.


 
 
 
 
 
 

El arte sabía la fuerza con la que tenía que venir para que yo lo atendiera, por eso consiguió que todo lo demás dejara de tener sentido.

Ha llegado la hora de mostrar mi arte al mundo. 

No importa la edad a la que encuentres tu camino. Lo importante es que mantengas la ilusión y vayas a por ello. O que permitas que la vida venga a buscarte. No es el esfuerzo ni la lucha lo que te lleva a lograrlo, sino la fe y la confianza...